La tracción es el agarre entre las llantas y la superficie de la carretera, que permite que tu vehículo pare, arranque y cambie de dirección. Entender cómo funciona la tracción y qué factores ambientales pueden disminuirla o mejorarla te ayudará a mantener un máximo control del vehículo al conducir. Debes poder identificar el inicio de la pérdida de tracción y saber qué acción ejecutar para corregirla. La información de este artículo podría salvarte la vida algún día.
- Factores que afectan la tracción
- Cómo las pendientes afectan la tracción
- Ten cuidado con los otros usuarios de carretera
Factores que afectan la tracción
La textura de la superficie de la carretera es un enorme factor que determina la tracción. La tracción de las llantas cambia constantemente dependiendo la calidad de la carretera. Si la superficie de la carretera está demasiado suave, áspera, mojada o seca, tus neumáticos perderán tracción. Las superficies de carretera dañadas o desniveladas pueden afectar negativamente la tracción, al igual que la arena y la grava. Mientras conduces, debes ver los alrededores en todo momento y prepararte para una acción de corrección de derrapes en caso de que ocurra una pérdida de tracción.
El peso total, la distribución del peso y la condición de tu vehículo determinará parcialmente cuánta tracción tienes. Si conduces con frecuencia en lugares donde la pérdida de tracción es un riesgo, por ejemplo, en carreteras de mala calidad o durante inviernos difíciles, debes considerar estos factores a la hora de comprar y dar mantenimiento a tu vehículo. Estos problemas contribuyen a la pérdida de tracción:
- Ruedas desalineadas o desbalanceadas
- Llantas infladas de más o desinfladas
- Banda de rodadura desgastada o llantas incorrectas para el entorno
- Frenos que funcionan mal o están desnivelados
Las condiciones climáticas adversas pueden disminuir la tracción. Las carreteras resbaladizas por culpa del hielo, la nieve y las bajas temperaturas del invierno son posiblemente una de las superficies más difíciles para manejar y mantener la tracción. Por supuesto, las condiciones invernales a menudo tienen la complicación adicional de una visibilidad extremadamente baja. Caminos resbaladizos con nieve, hielo o humedad pueden reducir la tracción al punto que frenar o acelerar de repente podría causar un derrape. En otoño, las hojas resbaladizas que se acumulan en la carretera pueden provocar un nivel similar de pérdida de tracción al que podrías experimentar cuando tocas una capa de hielo.
Las superficies de carretera mojadas pueden aparecer en cualquier época del año y son más peligrosas inmediatamente después de una lluvia. Es allí donde una capa de agua en la carretera básicamente puede “levantar” tu vehículo y provocar aquaplaning o que se deslice por la superficie de agua. El hidro planeo puede ser parcial o completo. Si todas las ruedas pierden su conexión con la superficie de la carretera tu tracción se verá reducida a cero y perderás todo el control de dirección.
Ciertas maniobras pueden causar que tu vehículo pierda tracción, incluso cuando las condiciones de la carretera y el clima son óptimas. Cuando una maniobra provoca un cambio de peso desde una parte del vehículo hacia otra, existe un riesgo de pérdida de tracción. Cualquier modificación del rumbo o cambio en la velocidad pueden causar un derrape, ya que las acciones descritas a continuación pueden llevar a un cambio de peso:
- Aceleración
- Desaceleración
- Girar
- Cualquier combinación de estas acciones
Transferir el peso puede resultar en una rotación o un movimiento inesperado hacia otra dirección. Es posible que hayas visto este efecto en la práctica en la vida real o en un programa de televisión, cuando la aceleración súbita, el frenado o hacer un giro demasiado cerrado causa un cambio en el equilibrio y pérdida de tracción. Generalmente, esto lleva a que el vehículo gire fuera de control o patine fuera de la carretera.
Cómo las pendientes afectan la tracción
El gradiente de la carretera (qué tan profundas son las pendientes) puede afectar el equilibrio de peso de tu vehículo de un lado a otro y reducir la tracción. Al conducir cuesta arriba, debes tratar de mantener tu vehículo alineado con la pendiente hacia arriba para asegurarte de que el peso se distribuya lo más uniformemente posible en las cuatro llantas. Cuando una colina es demasiado empinada, los conductores deben mantener una velocidad constante aumentando de forma gradual la presión en el acelerador.
Las pérdidas de equilibrio y tracción pueden suceder en las colinas cuando un conductor viaja demasiado rápido, se detiene por pánico o aplica los frenos con mucha fuerza. Esto último también es un problema en las carreteras con curvas. Para reducir la velocidad para tomar una curva en la carretera, debes hacer lo siguiente:
- 1
Frena bastante antes de llegar al inicio de la curva, soltando el freno a medida que entras a la curva.
- 2
Si todavía te mueves demasiado rápido a través de la curva, trata de frenar suavemente.
- 3
Acelera un poco a mitad de camino en la curva para estabilizar el vehículo.
Las señales de advertencia en forma de diamante amarillo de una curva te notificarán que te estás aproximando a una curva, para garantizar que tengas tiempo suficiente de frenar gradualmente y pasar por ella de manera segura.
Ten cuidado con los otros usuarios de carretera
Para conducir de forma segura y responsable debes saber que realizar movimientos repentinos podría hacer que los demás automovilistas frenen o giren rápidamente y pierdan el control de sus vehículos. Las colisiones de múltiples vehículos a menudo son causadas por este “efecto dominó”, especialmente en condiciones climáticas peligrosas. Cuando es posible que la carretera esté resbaladiza, debes siempre ajustar tu velocidad por debajo del límite de velocidad publicado. De igual manera, ten cuidado y presta atención a los otros vehículos que estén manejando demasiado rápido o a punto de efectuar maniobras repentinas.